
Capcom ha producido grandes títulos, pero con Final Fight ha exprimido el filón hasta el final. Así se cierra la trilogía.
ÍNDICE
- Introducción
- ¿Qué hay de nuevo viejo?
- Gráficos y censura en Final Fight 3
- Jugabilidad y música en Final Fight 3: ¿más de lo mismo?
- La nostalgia no lo salva
- Una joya de coleccionista, pero poco más
- Conclusión: ¿Vale la pena Final Fight 3?
Introducción
Final Fight 3 para Super Nintendo fue lanzado en 1995, cerrando la trilogía de uno de los beat’em ups más icónicos de los 90. Sin embargo, a pesar de ser un juego exclusivo para la SNES, no logró innovar lo suficiente, y parece que Capcom se apoyó más en la nostalgia que en crear una evolución significativa en la serie. Es cierto que introdujo algunas mejoras, pero en gran medida, Final Fight 3 Super Nintendo cae en el mismo patrón de «más de lo mismo», sin aportar verdaderas novedades a la saga.

¿Qué hay de nuevo viejo?
Antes de criticar, es justo reconocer algunos puntos positivos. Final Fight 3 es un juego más difícil que su predecesor, lo que puede ser visto como un reto para los jugadores veteranos. Con cuatro niveles de dificultad, Capcom intentó ofrecer una experiencia ajustada a diferentes tipos de jugadores, pero el problema es que, aun con ese reto, el juego se siente poco fresco.

Otra mejora es el aumento del plantel de personajes jugables: Haggar, Guy, Lucia y Dean. Sí, hay cuatro personajes para elegir, pero la jugabilidad entre ellos no presenta grandes diferencias, algo que resta variedad. Por supuesto, Haggar vuelve a ser el único personaje que ha estado presente en las tres entregas, manteniéndose como el rostro más reconocible de la saga. Lucia, con su estilo rápido y ágil, agrega un toque femenino al juego, y Dean, con su brutalidad, intenta ofrecer un soplo de aire fresco. Sin embargo, no son más que variaciones de los arquetipos ya vistos en las dos primeras partes.
Gráficos y censura en Final Fight 3
Gráficamente, el juego mantiene una buena paleta de colores y un tamaño de sprites decente. Sin embargo, como ya es tradición en la serie, los enemigos son en su mayoría copias con diferentes paletas de colores. Esto le da un aire de repetición y poca creatividad que va en contra de la experiencia de «beat’em up» que se supone que debería mantener a los jugadores inmersos y entretenidos.

En cuanto a la censura, a diferencia de las dos entregas anteriores, aquí no hay tantos cambios en la versión occidental. De hecho, se incluye un mayor número de personajes femeninos, lo que hace al juego un poco más diverso y, curiosamente, más políticamente correcto en comparación con sus predecesores, donde la censura había eliminado a ciertos personajes. Aunque este sea un detalle menor, es interesante ver cómo Capcom optó por no hacer tantos recortes esta vez.
Jugabilidad y música en Final Fight 3: ¿más de lo mismo?
El mayor cambio en términos de jugabilidad es la posibilidad de correr e impactar contra los enemigos, un movimiento que recuerda mucho a los juegos de la competencia como Streets of Rage 2 en la Mega Drive. También se introduce un modo cooperativo en el que puedes elegir a dos personajes: uno lo controla el jugador, y el otro, la máquina. Pero, seamos sinceros, ¿es esto suficiente para salvar a Final Fight 3 de ser una entrega más de lo mismo?

Aunque se añadan estas características, la sensación general es que Final Fight 3 no innova lo suficiente como para diferenciarse de las entregas anteriores. El problema principal radica en la limitada cantidad de enemigos en pantalla: solo tres al mismo tiempo. Este factor, que también afectó a Final Fight 2, vuelve a ser un defecto notorio. En la recreativa, la emoción radicaba en estar rodeado de maleantes, buscando desesperadamente una salida o una estrategia para sobrevivir. Sin ese elemento de agobio, Final Fight 3 Super Nintendo pierde gran parte de su alma.
La nostalgia no lo salva
Uno de los puntos más decepcionantes de Final Fight 3 es que, a pesar de ser exclusivo de la SNES, no logró aprovechar todo el potencial de la consola. Juegos como Donkey Kong Country o Killer Instinct demostraron lo que la Super Nintendo era capaz de hacer, pero esta tercera entrega de Final Fight se queda muy por debajo de esos estándares. Incluso juegos como Super Ghouls ‘n Ghosts fueron superiores a su versión arcade, pero aquí, la versión doméstica sigue siendo una sombra de lo que fue la recreativa.
La música sigue siendo pegadiza y encaja perfectamente en la atmósfera del juego, con esa clásica vibra ochentera que define los beat’em ups de la época. Sin embargo, si ya has jugado a los anteriores, no sentirás una diferencia notable.
Una joya de coleccionista, pero poco más
El hecho de que Final Fight 3 sea exclusivo de la Super Nintendo le añade cierto atractivo desde el punto de vista de los coleccionistas. Este factor de exclusividad ha hecho que su precio en el mercado de segunda mano se dispare, convirtiéndolo en una pieza más valorada como objeto de colección que como un título esencial para jugar.
Sin embargo, para quienes buscan una experiencia jugable memorable, este juego se queda corto. Si realmente deseas disfrutar de la saga, la primera entrega sigue siendo la más recomendable, y más aún si puedes acceder a versiones mejoradas como Final Fight One para Game Boy Advance o las conversiones en consolas modernas.

Conclusión: ¿Vale la pena Final Fight 3?
Final Fight 3 cierra la trilogía de una manera que, aunque no desastrosa, tampoco es memorable. Si eres fan acérrimo de la saga o un coleccionista que busca tener todas las versiones posibles, sin duda vale la pena. Sin embargo, si buscas innovación o una experiencia beat’em up más completa, este juego puede dejarte con una sensación de «más de lo mismo». Al final, Capcom exprimió al máximo la fórmula de Final Fight, pero no logró reinventarse ni ofrecernos algo que verdaderamente quedara grabado en la historia de los grandes clásicos.
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