
Otro Beat’em up que Capcom se podía haber ahorrado.
ÍNDICE
- Introducción
- Una historia reciclada
- Un viaje sin novedad por el mundo
- Personajes diferentes, misma jugabilidad en Final Fignt 2
- Censura y repeticiones en Final Fight 2
- Los mismos errores técnicos en Final Fight 2
- Lo positivo: gráficos y música en Final Fight 2
- Un desafío decepcionantemente fácil
- Conclusión: Una secuela innecesaria
Introducción

Capcom, en su afán de explotar la fórmula de los beat’em up, lanzó Final Fight 2 en 1993 para la Super Nintendo, pero ¿realmente era necesario? Si has jugado al primer Final Fight en SNES, te resultará difícil no sentir una profunda sensación de deja vu con esta secuela. El argumento, la jugabilidad y los defectos técnicos parecen haberse calcado, confirmando lo que muchos temían: este título es más una excusa para aprovechar el éxito del original que una verdadera evolución.

Una historia reciclada
La historia, aunque no lo parezca, no ofrece prácticamente nada nuevo. La misma fórmula que ya vimos en el primer Final Fight, solo que esta vez, la banda Mad Gear ha secuestrado a Genryusai, el maestro de Guy, y a su novia Rena, lo que obliga a nuestros protagonistas a ir tras ellos. Haggar, el incansable alcalde de Metro City, regresa, acompañado por Maki, la hermana de Guy, y Carlos Miyamoto, un nuevo personaje que no aporta mucho más que un sustituto funcional de Cody, quien desaparece sin explicaciones. La trama es una excusa delgada para mover a los personajes de un lugar a otro, lo que ya suena repetitivo para cualquier fan de la franquicia.

Un viaje sin novedad por el mundo
En esta ocasión, la acción de Final Fight 2 se traslada a escenarios internacionales. El recorrido lleva a los jugadores por Hong Kong, Francia, Holanda, Inglaterra, Italia y finalmente Japón. Cada nivel cuenta con enemigos locales que se sienten más como clichés que como algo verdaderamente nuevo. Aunque el cambio de localización suena prometedor, apenas se aprovecha de forma significativa. Más allá de algunos fondos coloridos y el tamaño aceptable de los sprites, los escenarios no ofrecen mucha variedad jugable. Es simplemente avanzar y golpear, como en el juego anterior.

Personajes diferentes, misma jugabilidad en Final Fight 2
Los tres personajes disponibles, Haggar, Maki y Carlos, están bien diferenciados visualmente, pero a nivel jugable no ofrecen grandes novedades. Maki es rápida pero débil (¡Es Guy pero en mujer!), mientras que Carlos es el luchador equilibrado que parece un simple reemplazo de Cody. Incluso su habilidad de manejar el cuchillo recuerda demasiado a Cody del primer Final Fight, lo que evidencia la falta de esfuerzo por innovar.

Haggar, por su parte, regresa con su imponente fuerza, pero con su ya acostumbrada lentitud. Es cierto que cada personaje tiene una ligera diferencia en habilidades, pero las similitudes en el estilo de combate de todos ellos hace que el juego pronto se sienta monótono.

Censura y repeticiones en Final Fight 2
Al igual que en el primer Final Fight, la censura hizo de las suyas. En la versión japonesa, los personajes femeninos Mary y Eliza, miembros de la banda Mad Gear, fueron sustituidos por los masculinos Leon y Robert en las versiones occidentales, tal como ocurrió anteriormente con Poison y Roxy. Esta censura, si bien era común en la época, solo suma a la sensación de que esta secuela no aporta nada verdaderamente fresco, sino que simplemente replica viejas decisiones y polémicas.

Los mismos errores técnicos en Final Fight 2
Si hay algo que hereda directamente de su predecesor es su escasa fluidez. El frame rate sigue siendo bajo, con una tasa de fotogramas por segundo tosca que dificulta la suavidad en el movimiento de los personajes. A esto se añade que, como en el primer Final Fight para SNES, solo tres enemigos pueden aparecer en pantalla al mismo tiempo, lo que reduce significativamente la intensidad de las peleas comparado con la primera versión arcade.

Eso sí, por fin se incluyó un modo cooperativo a dobles, algo que faltaba dolorosamente en la primera entrega para Super Nintendo, aunque este pequeño paso adelante no compensa los grandes problemas de rendimiento y jugabilidad que se mantienen sin resolver.

Lo positivo: gráficos y música en Final Fight 2
Si hay algo que realmente merece destacarse en Final Fight 2, es su apartado gráfico y sonoro. Los sprites de los personajes son grandes y coloridos, y los fondos detallados aportan un mínimo de frescura visual. Aunque el diseño artístico no sea rompedor, es lo suficientemente atractivo como para mantener a los jugadores involucrados por un tiempo.

La banda sonora también hace su trabajo, con pistas frenéticas y sintetizadas que recuerdan a las mejores bandas sonoras de los años ochenta. Los efectos de sonido, aunque no destacan particularmente, cumplen con su cometido en cada golpe y explosión.
Un desafío decepcionantemente fácil

Una de las grandes decepciones de Final Fight 2 es su dificultad. Incluso en el modo «experto», el juego es sorprendentemente sencillo. Los enemigos, incluidos los jefes finales (con la notable excepción de Rolento), son fáciles de derrotar, y la IA no ofrece mucho reto. De hecho, es posible terminar el juego en unas pocas horas, lo que limita considerablemente su rejugabilidad. Esto es especialmente triste considerando que el primer Final Fight ofrecía un reto mucho más satisfactorio, especialmente en las recreativas.

Conclusión: Una secuela innecesaria
En resumen, Final Fight 2 para Super Nintendo es un juego que simplemente recicla la fórmula de su predecesor, sin aportar innovación real. Si bien se ha mejorado en algunos aspectos (como el modo cooperativo y el número de fases), estos avances no son suficientes para contrarrestar la falta de novedades significativas, la censura reiterada y la jugabilidad repetitiva. Los fans del género y de la serie original podrán disfrutarlo por un tiempo, pero incluso ellos sentirán que esta secuela no estaba a la altura de lo que el legado de Final Fight merecía.

Capcom simplemente repitió la fórmula de éxito, pero esta vez se notan las costuras. Para los coleccionistas o nostálgicos, puede valer la pena tenerlo en la estantería, pero como experiencia de juego, Final Fight 2 es, en esencia, «más de lo mismo».





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